miércoles, agosto 24, 2005

La diabla, y el corazón que se rompió en un minuto

es como estar sentado en una playa desierta durante el invierno, enloquecido hasta las lágrimas de tanto gritar, y sin poder correr, es como estar parado en un andamiaje de metal a punto de romperse, mientras alrededor tuyo la gente sigue pasando y haciendo grabaciones de un minuto para la televisión, y es como no entenderte con el grupo con el que tienes que hacer tu grabación, y todos ponen muecas burlonas cuando los ves, es como tratar de abrazar a todos esos pájaros (pero el andamiaje de metal está a punto de romperse) y no los puedes ni alcanzar, y ves a la mayoría de tus amigos caer al piso y mutilarse los brazos. Es como ponerte saco y corbata para ir al trabajo, es como dejar que te violen y contemplar el lento pasar de los días. Es como ir a la universidad los domingos, es como acostarte con tu prima, es como nadar. Es defecar, vomitar y eyacular a la vez. Es estar harto de tu rostro, actuar como un loco, andar dando tumbos por ahí. Cortarte la oreja o un dedo. Es como fingir que escuchas a alguien, es como estar en una playa desierta sin nadie quien te ruegue nada. Es como morderse las uñas, es como mirarte en el espejo todos lo días de la semana y escuchar hablar a la gente de lo rápido que pasan los días, o que no pasan, es enamorarse, no tener escapatoria, es desesperación (sentimientos puros, situaciones límite) es quedarte desnudo botando espuma verde por la boca como un subnormal, o que te encuentren marihuana los polis y te suban a la pathfinder (aquellos asientos de cuero, tan cómodos) y luego te hagan preguntas obscenas. Puedo escribir de ello porque a mí me ha pasado, puedo hablar de ello porque yo lo he vivido. Es hacer que esa chica le haga daño a su novio, sólo por pasar el rato, es divertirse a costa del dolor ajeno, es mentir, fingir seriedad. Pero la playa desierta no es otra cosa más que un lugar en tu interior, y tú eres el mismo mongolito de siempre que intenta huir. Y si los días dejan de caminar, la gente se congela, los pájaros quedan suspendidos en el aire. Sabes que ella está muy aburrida, pero no se da cuenta, y tú lo único que quieres es que todo esto se acabe, que este país explote, quieres que tiren la bomba para ver qué pasa. Deberías ir al psiquiatra, pero ya no eres aquel chico que le obsequiaba poemas a la gente. Cómo pasa el tiempo, ¿verdad? Y pensar que estás tan solo como al principio, tan triste que ya nadie te quiere sacar a pasear, un agujero en el corazón es una prueba, un ojo extirpado es una operación de catarata, un auto en llamas es un coche bomba que explotó. Así pasa y así pasará. Así pasó entre los dos. Ahora que la diabla se ha ido, voy a quedarme a recoger los pedazos rotos que quedaron esparcidos por la playa, como un jodido naufragio que acabó con todo lo que había en su interior